El urgente desafío del transporte público en regiones
Desde inicios del año 2007 el tema del transporte público en la capital, mejor conocido como Transantiago, acapara alta atención de la sociedad. Sus habitantes hemos visto cómo este sistema no llena en absoluto nuestras expectativas como usuarios, ni tampoco la de los trabajadores de las empresas concesionarias de los buses.
Por un lado se critica la frecuencia; la calidad de los buses; los excesivos transbordos; los paraderos (a siete años aún existen lugares donde no hay refugios). Por el lado de los choferes las críticas apuntan a la mala calidad diaria de los lugares de trabajo, horarios que sobrepasan lo permitido por la ley, ausencia de lugares de descanso y muchas veces no contar con algo tan básico como un baño.
Lo señalado anteriormente, y el constante manejo mediático y político, nubla bastante otra realidad propia del transporte público, el que no está en Santiago, sino que está en regiones.
Es paradójico escuchar a los habitantes de regiones catalogar al Transantiago como unabuena solución de transporte urbano, comparado con lo que ellos viven a diario: buses en precarias condiciones operados por particulares; frecuencias que se fijan de manera empírica (sin estudios técnicos que las avalen); peligrosas carreras por captar pasajeros; discriminación hacia usuarios con tarifa rebajada (estudiantes , por ejemplo) debido a que los conductores “se hacen” el sueldo en función de los boletos “cortados”; baja o nula frecuencia en horarios nocturnos o festivos, además de otras externalidades negativas que genera un sistema de transporte de mala calidad, con altos índices de contaminación y una hostil convivencia entre automóviles particulares, colectivos, bicicletas y peatones. Tenemos entonces a usuarios con estados de ánimo depresivos y de mucho estrés, escenario que se aleja mucho a una buena calidad de vida.
Si bien el Senado está tomando cartas en el asunto (esta semana un grupo de Senadores presentó una propuestas para las ciudades de Biobío, Temuco y Puerto Montt) y la Presidenta tiene el tema del transporte público en regiones dentro de los 50 compromisos para los primeros 100 días de gobierno, existen algunos indicios, desde el punto de vista técnico, que hacen desconfiar en que se lleven a cabo proyectos de calidad y a la altura de lo que los habitantes de regiones esperan. No porque estos proyectos a presentar serán de mala calidad (es injusto y poco serio juzgarlos a priori), sino porque las condiciones del sistema vial urbano de ciudades importantes de regiones está casi, o más colapsado, que el de Santiago.
Además, debemos tener en cuenta que existen ciertas variables críticas en cualquier proyecto de transporte urbano, tales como la congestión vehicular (Iquique, Antofagasta,Valparaíso, Viña del Mar, Temuco, Concepción); la infraestructura vial (no es eficiente invertir en nuevos sistemas de transporte público si los buses no cuentan con el espacio suficiente para circular el mejor ejemplo: Transantiago); planificación de viajes mediante instrumentos que permitan evidenciar la movilidad de los ciudadanos ( por ejemplo, encuesta origen-destino); planificación que considere recorridos nocturnos (muy necesarios para el desarrollo económico y social de una ciudad) y, sobre todo, una clara estructura de costos que permita establecer un modelo tarifario acorde con el ingreso de los ciudadanos, acompañado de un subsidio permanente por parte de Estado. Y es que si bien el transporte público tiene costos privados altísimos, es sabido que sus beneficios sociales son muy altos también.
Es de esperar que esta vez la muy anunciada inyección de recursos al transporte público en regiones se realice de manera eficiente, planificada y que la Comisión Presidencial Promovilidad Urbana (presentada esta semana) tome en cuenta algunos de los preceptos expuestos en este artículo, para que los habitantes de regiones vivan un cambio real en su diario vivir. Es justo que todos cuenten con un sistema a la altura de sus necesidades de movilidad, sociales y económicas y que se entienda, en todos los sectores, ya sea público o privado, que los modelos de transporte público deben ser pensados y planificados mirando siempre el objetivo último, en donde la satisfacción del usuario le permita mejorar considerablemente su calidad de vida; sea en la región que sea.
Alejandro Torres Flores
Ingeniero Civil en Obras Civiles – Doctor en Ingeniería de Caminos
Académico de la Escuela de Obras Civiles y Construcción
Facultad de Ingeniería – Universidad Central de Chile
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